El prólogo es un texto que establece un contacto introductorio con el futuro lector de una obra, el prólogo es la explicación racional de una obra escrita, explicación que aumenta el interés de los lectores hacia una obra, y también se usa para presentar al autor de la obra. Se encuentra al comienzo de una obra literaria.
No todas las obras literarias tienen prólogo.

Función del prólogo

El prólogo tiene dos funciones importantes:

♦Dar información sobre el texto que presenta

◊Captar la atención del lector

Características del prólogo

  • Lo escribe alguien que ya leyó la obra o el autor de la misma
  • Cuenta los motivos para la creación de la obra o los puntos importantes a tener en cuenta para su lectura.
  • Puede presentar un marco teórico de la obra
  • No es un escrito de ficción por lo que sigue un orden expositivo lógico para su comprensión.
  • Incluye los agradecimientos a quienes participaron en la creación del libro.

¿Quién escribe el prólogo?

El prólogo puede ser creado por el autor de la obra explicando los motivos que tuvo para su creación o señalando aspectos importantes a tomar en cuenta durante la lectura. El prólogo también puede ofrecer la clave para interpretar la obra.

En otras ocasiones el prólogo puede ser escrito por un especialista o autor reconocido que realiza una crítica literaria, presenta la obra de un autor desconocido o presenta un marco teórico para que la obra se entienda mejor.

Para escribir un prólogo es necesario que la obra esté terminada así el prologuista puede estudiarla y hablar mejor de ella con un carácter literario.

Pasos para escribir un prólogo

1.- Leer la obra literaria que se va a prologar.
2.- Toma notas de los puntos interesantes del texto, en caso de que sea una selección de textos puedes identificar los puntos que tienen en común.
3.- Identifica el tema de la obra e investiga sobre él, por ejemplo si todos los cuentos son de miedo puedes investigar sobre los miedos universales que tenemos los seres humanos. Si es una obra que trata sobre la adolescencia puedes hablar de cuándo surge el concepto de adolescente y cuáles son los principales conflictos que se presentan en esa etapa de la vida. Pero relaciona la investigación con la obra que leíste.
4.- Investiga sobre el autor de la obra, su vida y el contexto en el que escribió el texto.
5.- Dale una estructura al prólogo puedes comenzar hablando del autor, del tema de la obra, de puntos del texto que quieras resaltar y termina con una conclusión e invitación al lector para que realice la lectura y la disfrute.

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Guía para escribir prólogos para una antología

EJEMPLO DE UN PRÓLOGO PARA ANTOLOGÍA DE CUENTOS

Narraciones extraordinarias

Prólogo de Narciso Ibañez Serrador

Cuando me ofrecieron prologar estas narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe, rechacé de plano. Rechacé porque se ha analizado, se ha profundizado en su vida y su obra hasta tal punto, que es prácticamente imposible añadir algo más. Baudelaire prologó la primera edición francesa de las obras del genial escritor americano y desde entonces han sido centenares las plumas de valía que se ocuparon de él.

Sí, rechacé encargarme de estas líneas, pero luego, cuando me aclararon que la presente edición tenía por objeto hacer llegar al gran público la obra de Edgar Allan Poe y que lo que de mí se solicitaba no era un estudio profundo, que no estoy preparado para llevar a cabo, sino más bien unas palabras sencillas que sirviesen de presentación de la obra de Poe a aquellos que aún la desconocen, acepté al hacerlo.

Edgar Allan Poe nace por accidente en los Estados Unidos de América en 1809. Digo por accidente porque Poe vivió y murió en su patria sin tener jamás ningún punto de contacto espiritual con el mundo que le rodeaba. Nadie más alejado de aquella «América en marcha», de aquellos pioneros de manos rudas, sonrisas limpias y francas, llenos de simplicidad. No, nada más lejos de todo esto que Edgar Allan Poe.

Su obra, hasta su propia persona, parecen impregandas del aroma nocivo y atrayente que despedía la exquisita podredumbre de la Europa romántica. El romanticismo que imperaba en el viejo continente llegaba a América como un débil eco. Sólo Poe enarboló su bandera, siendo tal vez por eso, por su soledad, por lo que su figura se agiganta mucho más.

Poe es un coloso. Fue principio y fin de un género literario. Su mano trémula de alcohólico abrió una nueva puerta en la literatura universal: la puerta del terror. Con Poe, lo extraordinario, lo sobrehumano, lo espantoso, alcanzan sus más altas cimas. Luego de Poe, sólo una secuela de imitadores que jamás alcanzaron la calidad del maestro. Al igual que las pinturas negras de Goya, los relatos de Poe siguen siendo hoy obra de vanguardia. El ejército de los románticos hizo historia en la literatura, pero pasó. Todos han pasado; sus estilos, sus temas, sus personajues, hoy nos resultan falsos, carentes de vida, de fuerza, anticuados. Poe no, su obra sigue plpitando, sigue siendo un autor «de mañana».

Profundo conocedor del idioma, como poeta hace que las palabras adquieran en sus versos vibraciones insospechadas. Sus poemas, más que rimar, resuenan.

Al leer a Poe intuimos que el fin que persigue con sus narraciones no es el de interesarnos por una trama, ni el de hacer gala de su calidad literaria, ni de su fluidez, ni de la pureza de su idioma. No, lo que Poe persigue es impresionar al lector. En uss narraciones no hay lección moralizante ni mensaje alguno. Sólo hay colores fuertes, sensaciones extremas. Poe intenta y logra aterrar, entristecer, desesperar.

Su vida parece una más de sus historias alucinantes. Hijo de dos cómicos de la lengua, queda huérfano a los pocos años y es adoptado por John Allan, próspero comerciante de Virginia, a quien Poe debe su primer apellido. Estudia en Inglaterra durante cinco años y regresa a los Estados Unidos. En 1826 ingresa en la Universidad de Charlottesvidlle. Desde su adolescencia se aficiona al juego y a la bebida, gasta cuanto dinero cae en sus manos y adquiere deudas que su padre adoptivo se niega a pagar. En 1830 se rompen los lazos entre Poe y Hohn Allan, iniciando entonces aquél una vida bohema que no abandonará hasta su muerte. Durante años su tía Clem y la hija de ésta, Virginia, mantienen a Poe con lo poco que ganan con sus labores de costura.

En 1833 obtiene el primer premio de la revista «Saturday Visitor», de cien dólares, que Poe conquista con su narración Manuscrito hallado dentro de una botella.

En 1834 muere John Allan sin haber mencionando en su testamento a su hijo adoptivo.

En 1836 se casa con su prima Virginia, que a la sazón cuenta 14 años. Intenta vivir de la literatura sin  conseguirlo. Trata de hallar su inspiración en el alcohol, que día a día le encadena más, y comienza a sufrir de ataques de delirium tremens.

En 1845 la publicación de El cuervo, su más famoso poema, le abre las puertas del trunfo. Logra la fama, pero no encuentra solución económica alguna. La misera no suelta su presa.

Su agudo sentido crítico, su cinismo, su extraordinaria inteligencia, su inmensa soberbia, le granjean la enemistad de cuantos le tratan. Su obra se yergue solitaria en mdio del vacío literario de su época. Como ser humano, es también un hombre solo, rodeado de una masa gris y vulgar que no sabe comprenderle.

Una madrugada de 1849 fue encontrado en un callejón de Nueva York, a pocos metros de una taberna, un borracho semiinconsciente, descuidado y sucio. Era Poe. Pocas horas después moría en un hospital. Su fallecimiento pasó inadvertido. Ninguno de los pocos amigos con los que aún contaba se molestó en pagar su entierro. Fue una muerte más entre las que se producían a diario en la gran ciudad. Nadie en América lo advirtió, en esa América confiada y sonriente que amasaba su futuro; no, América no supo que con la muerte de ese borracho había perdido la figura cumbre de su literatura.

En el presente volumen se han seleccionado los más representativos relatos de las Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe, procurando ofrecer, junto a los más conocidos -El corazón delator, La caída de la casa Usher, El gato negro, Los asesinatos de la Rue Morgue-, otros cuya aparición no es tan común en las antologías del género -Metzengerstein, La carta robada, etc-.

Personalmente, debo mucho a Poe. Cuando contaba pocos años, sus narraciones me robaron el sueño más de una vez, dejándome una huella imborrable. En una ocasión una persona me preguntó, refiriéndose a una serie de la televisón que tenía por base precisamente los relatos de Poe: «¿Encuentra usted algún valor positivo en esos cuentos de miedo que nos ofrece a través de la televisión? ¿Cree usted sinceramente que la literatura de terror tiene algún mérito?» Contesté que sí, que creía que los hombres necesitábamos del terror. Nadie es tan impresionable como los niños, que en la oscuridad de la noche se asustan de los ruidos, los murmullos, las sombras, hasta del mismo silenciao. No, nadie se asusta más que un niño; por eso creo que los hombres a veces necesitamos del terror para asustarnos y sentirnos niños otra vez.

 

 

Fuentes consultadas

Menoch el demonio. Anne Rice

Apocalipsis. Stephen King

Narraciones extraordinarias. Edgar Allan Poe

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