El virreinato de Nueva España representaba un gran ingreso económico para la Monarquía Española pues era un territorio de gran riqueza en recursos naturales y metales preciosos. Además, era un territorio vital para el comercio por lo tanto el concepto Nueva España y su relación con el mundo significaba riquezas para la corona, comerciantes y contrabandistas que supieran aprovechar el momento de desarrollo.

Nueva España y su relación con el mundo

Las flotas, el control del comercio y el consulado de comerciantes

Para proteger el monopolio español, el rey Carlos V ordenó, en 1526, que el comercio con América se realizara a través del Océano Atlántico por medio de convoyes o flotas de embarcaciones que viajaban juntas para protegerse de los piratas y corsarios.
De Sevilla salían dos flotas al año:
  • la FLOTA DE NUEVA ESPAÑA, con destino a Veracruz
  • la FLOTA DE LOS GALEONES con destino hacia Cartagena, en la actual Colombia. A su regreso ambas flotas llegaban a Cuba para partir juntas a España.
  • El puerto de Sevilla era el único puerto autorizado en España para realizar el comercio con América, de esta manera se podía controlar la actividad económica, una casa de contratación en Sevilla autorizaba la entrada y salida de barcos, la carga y descarga de mercancías y llevaba un riguroso control de los metales preciosos que llegaban de América.
    Los comerciantes de Sevilla tenían el privilegio exclusivo de comerciar con América, a la larga esto tuvo repercusiones negativas pues no se impulsó la manufactura y España tuvo que adquirir productos de manufactura inglesa, holandesa y francesa.

    En Nueva España el único puerto autorizado para comerciar con España es el puerto de Veracruz.

Los Consulados de la Universidad de Mercaderes fueron instituciones creadas para establecer políticas económicas en favor de la actividad mercantil. Estos consulados estaban integrados por mercaderes poderosos que se dedicaban al «gran comercio».

La casa de contratación de Sevilla

El 20 de enero de 1503 los Reyes Católicos firmaron la real provisión para crear la Casa de Contratación con sede en Sevilla para controlar el tráfico en las tierras del nuevo mundo.

Se eligió la ciudad de Sevilla porque poseía una larga tradición mercantil con casas comerciales, bancas y agentes extranjeros. Era una metrópoli bien comunicada y su puerto era seguro.

La casa de contratación funcionó para controlar, inspeccionar, intervenir, registrar y fiscalizar todas las cosas que se llevaban de el viejo al nuevo mundo y viceversa.

Para su control se designó a tres personas con amplia experiencia en asuntos indianos.

Nueva España y su relación con el mundo: el comercio con Perú y Asia

La corona Española temía que la plata peruana se le escapara de las manos rumbo a Oriente por eso redujo el comercio filipino con las colonias americanas y trató de proteger el mercado español.
Durante un tiempo se prohibió el comercio entre la Nueva España y el Perú, pero el comercio clandestino se dio entre los puertos de Huatulco, en Oaxaca y Callao en Perú.

El Galeón de Manila o la Nao de China transportaba plata de mexicana de América a Asia.

La línea de Manila a Acapulcó funcionó por dos siglos y medio, por esta ruta se llevaban mercancías orientales a Acapulco.

Los barcos salían de Acapulco y aprovechan la corriente marina ecuatorial para llegar a las Islas Marina y a Taiwan ahí se abastecían de víveres para continuar el viaje hasta Filipinas.

De regreso salían de Manila, subían por las costas de Japón y aprovechaban la corriente para llegar al litoral de California y llegar a la Bahía de Acapulco.

En cada barco iban alrededor de 500 hombres entre marineros, comerciantes, capellanes, cocineros, médicos y carpinteros.

De Acapulco salía plata fundida en barras o monedas, tintes, semillas, tabaco, cacao, aceite de olivo y vino.

De Manila salía telas, objetos de seda, pañuelos, colchas, manteles.

De Medio Oriente alfombras persas.

De India piezas de algodón y de Japón abanicos, cajoneras, cofres y porcelanas finas además de especias.

Los comerciantes peruanos solicitaron la autorización para comerciar directamente con Filipinas, la Corona española tuvo miedo de perder el control del comercio y le prohibió a Perú la comercialización con Filipinas, aún así la demanda de mercancías era tan alta que proliferó el contrabando por lo que la Corona decretó que el tráfico anual entre México y Perú fuera de 3 navíos de 300 toneladas cada uno. También se prohibió el reembarque de mercancías europeas de México a Perú y éstas solo podrían llegar a través de Portobelo.

En 1609 se redujo el número de navíos autorizados y solo se permitían 2 de 200 toneladas cada uno, sin embargo se permitió embarcar cada año 200000 ducados para pagar mercadurías mexicanas pues en Perú no había productos suficientemente valiosos para el intercambio.

En 1631 se prohibió totalmente el comercio entre Perú y México.

Las remesas de plata de Nueva España en el intercambio internacional

 A mediados del siglo XVI se encontraron minas de plata en el nuevo mundo, en 1535 se fundó la Casa de Moneda donde se creó un sistema de monedas hechas a mano.

En 1546 comenzó la explotación minera importante en Zacatecas y en 1548 en Guanajuato.

Durante los tres siglos que duró el Virreinato se acuñaron cerca de 82 millones de reales en monedas de plata.

Las monedas fabricadas en México fueron la base del sistema monetario estadounidense y en 1973 el Congreso de los Estados Unidos declaró a las monedas mexicanas medio legal de pago y así fue hasta 1857.

De acuerdo con las cifras presentadas por Gonzalo Gómez de Cervantes, el promedio anual de las remesas de plata, oro y joyas que se llevaron de la Nueva España a los “reinos de Castilla”, pasó de 1736150 pesos en el decenio de 1540, a 2840550 pesos en la siguiente década, lo que representó un crecimiento de 63.6 por ciento

Hacia fines de la década de 1570, los mercaderes de México se habían constituido en los principales habilitadores
de moneda y mercancías en los centros mineros y urbanos, fenómeno que les permitió controlar el tráfico de la plata.

Dichos mercaderes entregaban la plata en pasta a una minoría que se encargaba de transformarla en reales en la Casa de Moneda.

La relevancia que tenía para la corona el financiamiento que otorgaban los mercaderes a la minería, el control que
ejercían sobre el tráfico de la plata y su participación en el proceso de amonedación, puede valorarse si tomamos en
cuenta el aumento que presentaron las remesas de plata americana para la monarquía de España en las tres últimas
décadas del siglo XVI.
Según los datos de Hamilton, el promedio anual de dichos envíos pasó de 497,417 pesos en el decenio de 1570, a 779,691 pesos en la siguiente década, lo que representa un crecimiento de 56.7%, y llegó a su mayor categoría en los últimos diez años del siglo, con una media anual de 1049883 pesos, equivalente a un aumento de 34.7 por ciento.

Fuentes consultadas:

¿Te sirvió la información y quieres ayudar a que este sitio continúe? puedes hacer una donación

Únete a la comunidad en nuestro canal de

Cápsulas exprés de información condensada para hacer la tarea, la encuentras en nuestro perfil de